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La cerveza. Más que una bebida! Conoce todos sus beneficios

Un poquito de historia.

La cerveza es una bebida natural obtenida por fermentación alcohólica de un extracto acuoso de cebada malteada. Las materias primas necesarias para la fabricación de cerveza son sólo cuatro - malta de cebada, agua, levadura y lúpulo -, aunque la mayoría de las cervezas comerciales utilizan, además, otra fuente de hidratos de carbono (habitualmente un cereal no malteado), un antioxidante, un estabilizante de espuma, y un colorante, que permite intensificar y uniformizar el color del producto final. El proceso de fabricación de la cerveza se basa esencialmente en el malteado controlado del grano de cebada para permitir la posterior extracción acuosa de un mosto azucarado; este mosto, al que se le adiciona el lúpulo, se somete a un proceso de fermentación alcohólica con la levadura cervecera, y finalmente se acondiciona para su envasado y expedición.

La cerveza procede de la zona de Mesopotamia, donde se han encontrado referencias arqueológicas de que ya se consumía esta bebida hace 6000 años. De allí pasó a Egipto, país en el que se producía en verdaderas fábricas y era considerada como un alimento básico, pero también se utilizaba en tratamientos terapéuticos y en ofrendas a dioses y difuntos. De Egipto se extendió a Europa, donde
especialmente los pueblos celtas, germanos y galos hicieron de la elaboración de la cerveza una actividad doméstica cotidiana. A España, país de profunda tradición vinícola, la cerveza llegó relativamente tarde, probablemente en el siglo XVI con ocasión de la llegada de Carlos I desde Gante para acceder al trono español.

Valor nutritivo.

Al discutir los aspectos del valor nutritivo de un alimento debe considerarse éste como un integrante más en el conjunto de la dieta que, si sigue el principio de una alimentación sana, debe ser lo suficientemente variada y equilibrada para aportar todos los principios nutritivos necesarios para cubrir las necesidades metabólicas del organismo humano. La cerveza aporta fundamentalmente a la dieta calorías, vitaminas del grupo B y elementos minerales.

El valor calórico de una cerveza común se debe a su contenido en alcohol etílico (7 Kcal/g), y a su extracto seco residual, constituido fundamentalmente por maltodextrinas (4 Kcal/g) procedentes de la hidrólisis del almidón y que la levadura no pudo metabolizar. Una cerveza de 5º aportaría aproximadamente 450 Kcal/L, de las que dos terceras partes corresponden al alcohol contenido y el resto a las maltodextrinas. La ingesta de un litro diario de cerveza aportaría un 17% de las necesidades energéticas diarias de un hombre y el 22% en el caso de la mujer. La cerveza sin alcohol tiene obviamente un valor calórico mucho más bajo, del orden de 140 Kcal/L.

En lo referente a vitaminas del grupo B y sustancias minerales, la ingesta de un litro de cerveza, con o sin alcohol, aportaría los siguientes porcentajes de los requerimientos mínimos diarios:

  • Tiamina 1-40 %
  • Riboflavina 19-63 %
  • Acido pantoténico 25 %
  • Niacina 27-83 %
  • Silicio 100 %
  • Magnesio 50 %
  • Fósforo 40 %
  • Potasio 20 %

Es particularmente relevante y novedoso el caso del silicio. La cerveza es, junto con los plátanos, la
principal fuente de silicio en nuestra dieta, y el silicio juega un papel fundamental en la formación y
mantenimiento del tejido óseo.

Propiedades y beneficios.

Los ingredientes de la cerveza con propiedades funcionales son, fundamentalmente, alcohol etílico,
folatos, flavonoides, arabinoxilanos y (1-3),(1-4)-ß-D-glucanos.

El consumo ligero o moderado de alcohol etílico tiene efectos positivos para el organismo, siempre que se trate de individuos adultos y sanos. El consumo de alcohol reduce el nivel de colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad y aumenta el del asociado a las lipoproteínas de alta densidad, respecto a los valores que se dan en personas abstemias. Este aumento del colesterol “bueno” y descenso del “malo” reduce los riesgos de enfermedades y accidentes cardiovasculares, y retrasa la aparición de la menopausia, lo que conlleva un menor riesgo de sufrir osteoporosis y enfermedades coronarias.

La cerveza es una fuente respetable de folatos, tanto por su concentración en estos ingredientes como por el valor biológico del tipo de folatos que contiene. La deficiencia en la ingesta de estos compuestos da lugar a una síntesis defectuosa de ácidos nucleicos y proteínas, y es la causa más común de la anemia megaloblástica. Su deficiencia se manifiesta con mayor frecuencia en niños recién nacidos, como resultado de una deficiencias en la alimentación adecuada de la madre durante la alimentación y lactancia, y da lugar a malformaciones en la médula espinal (espina bífida) y a retraso mental.

También se ha relacionado la deficiencia de ácido fólico en la dieta con disfunciones cardiovasculares, y con mayor riesgo de padecer adenoma colorectal e infarto de miocardio. La ingesta de un litro diario de cerveza, con o sin alcohol, aportaría un promedio del 15% del consumo recomendado para un adulto normal.

Los flavonoides comprenden un grupo de polifenoles que están presentes con cierta abundancia en tejidos vegetales y que actúan modificando los sistemas enzimáticos implicados en el metabolismo
celular. Esta actividad confiere a los flavonoides diversas propiedades farmacológicas, entre las que se incluyen efectos antiinflamatorios, antialérgicos, anticarcenogénicos y antiproliferación de células cancerosas. Además ciertos flavonoides inhiben la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad, reducen la tendencia a la agregación de plaquetas, y el riesgo de mortalidad por infarto de miocardio.

Otros han demostrado su eficacia en la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Un litro de cerveza, con o sin alcohol, puede aportar a la dieta diaria un 20% del consumo habitual de flavonoides. Estudios recientes han demostrado que estos ingredientes confieren a la cerveza una gran capacidad antioxidante, que puede prevenir distintas formas de envejecimiento celular.

Los hidratos de carbono no digeribles ((1-3),(1-4)-ß-D-glucanos y arabinoxilanos) forman parte de la fibra soluble de la cerveza. Esta fibra es importante para la salud, pues evita el estreñimiento, disminuye la incidencia de cáncer de colon y de diverticulosis y rebaja la colesterolemia. La ingesta recomendada de fibra dietética es de unos 30 g diarios de los que aproximadamente un tercio debe ser fibra soluble.

El contenido en fibra soluble de las cervezas cambia mucho de unos tipos de cerveza a otros. Un litro diario de cerveza puede aportar entre un 4 y un 60% de la ingesta recomendable de fibra soluble..

La cerveza corriente es una bebida con muy bajo contenido en sodio y, por tanto, muy adecuada para participar como componente de dietas hiposódicas. El contenido en sodio de la cerveza es similar al promedio del agua potable y 16 veces inferior al promedio de la leche de vaca. Además la relación de potasio a sodio es muy alta, lo que le confiere un fuerte efecto diurético. Estos valores hacen que la ingestión de cerveza (con o sin alcohol, según el tipo de paciente) pueda y deba ser recomendada en la confección de dietas hiposódicas.

Consumo de cerveza y dieta mediterránea

La cerveza se consume en España más como bebida refrescante que como bebida alcohólica. El correcto aprovechamiento de sus propiedades nutritivas y funcionales se consigue cuando se consume con moderación, de forma responsable (nunca antes de conducir o de manejar maquinaria peligrosa) y repartida en varias tomas a lo largo del día, preferiblemente durante las comidas, pues la ingesta simultánea de alimentos sólidos ayuda a metabolizar más rápidamente el alcohol.

En España consumimos 71,8 litros de cerveza por habitante y año (aproximadamente estamos un 8% por debajo de la media europea), de los cuales un 7% son cervezas sin alcohol. El porcentaje de la cerveza sin alcohol sobre el consumo total de cerveza es el mayor que se da entre los países europeos, lo que refuerza su hábito de consumo en nuestro país como bebida refrescante. En relación a la media europea consumimos cervezas ligeras, estando la mayor parte del consumo centrada en cervezas de 4 a 5 grados alcohólicos.

Se hace especial énfasis de que todas las propiedades positivas de la cerveza exigen su consumo moderado y responsable por parte de individuos adultos y sanos. En caso de un consumo excesivo predominarán sin duda los efectos negativos del alcohol. Debe evitarse el consumo de cerveza en mujeres embarazadas y madres lactantes. El efecto protector de la cerveza sobre la salud aumenta, en general, con la edad de los consumidores. La mayoría de los estudios epidemiológicos consideran como consumo moderado una ingesta diaria de 20 a 40 gramos de alcohol. Si sólo se bebe cerveza, este consumo equivale a 0,5-1 litros de cerveza de 4,5º. No obstante el carácter preventivo del alcohol de aprovecha al máximo con ingestas diarias de 10 a 20 gramos.


Fuente: 
V Congreso Internacional Alimentación, nutrición y dietética Conferencias Sección A: Nutrición y Dietética José V. Carbonell Talón Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC)